Exilis

Para realizar estas obras he partido de las imágenes de los que estuvieron allí, desde el primer momento, o sea las de los reporteros. En mi obra casi nunca parto de fotografías. La fotografía, para mí, ha sido muy interesante en otros ámbitos, pero yo siempre he partido de la observación, de mi memoria, de mi propia experiencia. Pero en este caso quise partir de esas fotografías porque eran lo más cercano a los hechos, fotografías de Robert Capa, Agustí Centelles, Antonio Tapia y de otros reporteros que estuvieron allí. Sus imágenes me han servido un poco como si fueran mi propia mirada y poco a poco, a través de realizar esta obra, he ido entrando y me he encontrado en unos espacios que no había vivido pero, que creo que sin vivirlos, los he sentido. He estado casi un año trabajando sobre esta historia. Es muy difícil, muy difícil porque estás siempre viviendo no en el presente, sino en el pasado. También me han ayudado muchísimo las lecturas que he tenido. Realmente creo que la única manera de que no se repitan hechos dramáticos es hacer un repaso de ellos y que te impliques tú, no solamente de un punto de vista histórico y distante, sino que te impliques con tus sentimientos.

La parte en color y la parte en blanco y negro, ¿corresponden a dos fases? ¿O no?

Se deben a la propia evolución de la obra. Y si hubiese continuado, no sé adónde hubiera ido a parar. Es la propia evolución de la obra. La obra te va llevando a unos sitios a veces insospechados. Creo que también la aventura del arte consiste en que sólo sabes cómo empiezas. En cierta manera, se provocan en ti mismo unas emociones a través de los estímulos que recibes, y después, la propia experiencia de la evolución de tu obra, te va llevando por otros caminos. Ahora yo puedo hacer un resumen de mi obra que, por desgracia, se está viendo por partes. A mí me gustaría exponerla toda en su conjunto puesto que se compone de 85 piezas. Empecé haciendo masas de gente, de personas que estaban en campos de concentración (yo les llamo campos de concentración, como el de Argelès). Masas de gente que iban huyendo agrupadas. Y esto me llevó, sin darme cuenta, a tener la necesidad de individualizar una persona determinada de ese grupo. Entonces hice estos retratos en blanco y negro, unos cincuenta retratos, más o menos.

El viaje hasta Argelès en invierno con su compañera, ¿se hizo antes, después o mientras trabajaba en estas obras?

Se hizo en la primera exposición que hicimos en Argelès, cuando me lo propuso Sergi Barba, hace unos siete años. Hubo muy poca obra mía allí, pero a la vuelta de una exposición que hice en Alemania, tuve la oferta de hacer otra en Argelès. Fue entonces cuando me comprometí a hacer toda esta obra que he hecho. En primavera fuimos a ver la playa de Argelès, que estaba vacía, y tuve la impresión de cómo esa playa realmente se llenaba de gente oscura y helada, contenida -como en el cuadro que he hecho- por un pilar que aguantaba todo ese dolor para que no escapase, buscando una esperanza, una salida a la esperanza. Esta fue la sensación que tuve en aquella playa ausente de personas, en la que no había nadie. Mi aportación, en cierta manera, a remover la memoria, ha sido este tiempo de trabajo durante el cual, lo que he hecho, lo he sentido. He tenido una gran necesidad de hacerlo.

Siendo un español, un catalán de hoy, también me imagino que la historia de su familia tiene algo que ver con esto.

Cada catalán o cada español tienen algún familiar más o menos cercano que ha estado presente en este dramático evento. Yo enseñé mis cuadros a personas que me han dicho “Mira, entre ese grupo de personas que has pintado está mi padre”. Mucha gente se siente implicada y al darles una imagen todavía se implican más en la historia. Es despertar un poco los sentimientos para recordar lo que, a lo mejor, les han explicado, pero no lo han vivido, puesto que son muy jóvenes. Yo creo, tengo la certeza, de que la historia no solamente hay que contarla, tenemos que revivirla si no la hemos vivido. Y una manera de revivirla es implicarte en ella. Muchos artistas, que no han vivido un hecho, al revivirlo pintando o haciendo música o escribiendo, se han implicado en aquella historia en el momento actual. Y por otro lado, hay algo muy importante: al revivir esa historia pasada, en cierta manera, estamos haciendo un poco de justicia a la historia presente, ya que algunos de los hechos que están pasando actualmente en el mundo, son similares a lo que nos sucedió hace setenta años.

Esta exposición también va a enfrentar, en cierta manera, el presente, con los retratos de la gente exiliada y sus obras. ¿Es algo que ya ha vivido en otras ocasiones?

En la primera exposición que se hizo en Argeles, me pasó con gente ya muy mayor, pero el caso más emocionante para mí sucedió en la primera que se hizo en el Museo de Historia de Catalunya, en Barcelona. Presenté ocho piezas, una, muy grande, en la que la gente se emocionaba por el silencio que se presentía entre la infinidad de personas que se perdía en el infinito. Algunas personas, al ver el cuadro, decían que habían estado en ese grupo, el cual era casi inventado, partí de una fotografía por su emotividad, pero la imagen real no era exactamente así. Un señor me dijo “Usted es muy joven para haber vivido esto”. Esto para mí fue lo más bonito ya que realmente esa persona creyó que yo había sido testigo de ese hecho, pues le había transmitido lo que él había vivido. Ahora en esta exposición que preparáis, puede darse una confrontación entre esas personas que aún viven, que ya son muy mayores, y estos retratos anónimos como yo los llamo. Puede ser que esas personas les den incluso un nombre a estos retratos y ya no serán tan anónimos, porque se podrán sentir representados en ellos. Es lo que yo creo.

¿Ha necesitado mucha energía? ¿Le queda bastante para seguir con otros temas?

Sí, creo que sí. Lo que pasa es que sales crecido; en cierta manera quiero salir de ese tema para remontarme, pero creo que he salido crecido. Lo he pasado muy bien y muy mal. Porque en cierta manera para poder transmitir tienes que sentir, y yo he sentido mucho dolor. Pero al mismo tiempo también he querido expresar que esas personas que estaban doloridas, lo afrontaban con una gran dignidad. Creo que la energía es renovable continuamente cuando tú te planteas empresas que realmente te dignifiquen. Esto es un acto solidario, del modo que yo sé expresarme, que es la pintura. Y es un acto solidario con las personas que han vivido estos hechos históricos. Para nosotros son históricos pero para ellas no, aunque hoy la mayoría ya no están, ya se han marchado, quedan muy pocas.

Entrevista realizada por Fabián Soria con motivo de la exposición celebrada en el Festival des Mémoires de Cahors (Francia) en noviembre de 2009